Washing of Entrenched Subjective Patterns

Art Research & Discursive Exhibition

KKH Royal Institute of Art 

Stockholm City

DAAS Decolonizing Architecture Advanced Studies

 

 

The meaning of resistance – as a collective process – relies upon the active engagement of a local community, through the combination of individual actions, such as volunteer work, and collective actions, such as gathering of signatures or open meetings. Collective resistance stems from local relationships, existing social structures and knowledge gained in previous movements.

Collective resistance requires attentiveness, action and reaction on a group level; it is often a race against time to find alternative solutions to an urgent problem. To resist means to change; to create a new situation coming from the collective initiative, which lies beyond the institutions or power structures. Collective resistance is characterised by non-hierarchical, horizontal structures, established by individuals fully committed to a cause and fighting to improve local or global policies.

Therefore, our notion of collective resistance requires people who can push forward social needs over personal interests, who are involved and committed with a collective idea of changing for the better, for the ‘good living’of our future generations; people who understand that their personal well being depends on the prosperity of the community.

Resistance is closely connected to the bodily experience and biopolitics; protests gain new material form in the gathering of bodies. The march, the protest, mobilisation, made us think that things can be done differently when our point of departure is within a collective union. Resistance, seen as a collective action, seeks to overturn established neoliberal policies, which are normally based on a number of underlying assumptions, reproducing the colonial boundaries and logics of domination and marginalisation. Resisting dominant hegemonies and power structures requires a shift in our point of departure, from the vertical to the horizontal line, and this can be done through the political action of social movements.

 

El significado de la resistencia, como proceso colectivo, se basa en la participación activa de una comunidad local, a través de la combinación de acciones individuales, como el trabajo voluntario, y acciones colectivas, como la recolección de firmas o reuniones abiertas. La resistencia colectiva surge de las relaciones locales, las estructuras sociales existentes y el conocimiento adquirido en movimientos anteriores.

La resistencia colectiva requiere atención, acción y reacción a nivel de grupo; a menudo es una carrera contra el tiempo para encontrar soluciones alternativas a un problema urgente. Resistir significa cambiar; crear una nueva situación a partir de la iniciativa colectiva, que se encuentra más allá de las instituciones o estructuras de poder. La resistencia colectiva se caracteriza por estructuras horizontales no jerárquicas, establecidas por individuos totalmente comprometidos con una causa y que luchan por mejorar las políticas locales o globales.

Por lo tanto, nuestra noción de resistencia colectiva requiere de personas que puedan anteponer las necesidades sociales a los intereses personales, que se involucren y comprometan con una idea colectiva de cambiar para mejor, para el ‘buen vivir’ de nuestras futuras generaciones; personas que entienden que su bienestar personal depende de la prosperidad de la comunidad.

La resistencia está íntimamente ligada a la experiencia corporal ya la biopolítica; las protestas cobran nueva forma material en la reunión de cuerpos. La marcha, la protesta, la movilización, nos hizo pensar que las cosas se pueden hacer de otra manera cuando nuestro punto de partida es dentro de un sindicato colectivo. La resistencia, vista como una acción colectiva, busca derrocar las políticas neoliberales establecidas, que normalmente se basan en una serie de supuestos subyacentes, reproduciendo los límites coloniales y las lógicas de dominación y marginación. Resistir las hegemonías y estructuras de poder dominantes requiere un cambio en nuestro punto de partida, de la línea vertical a la horizontal, y esto puede hacerse a través de la acción política de los movimientos sociales.

 


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